Hace un año, Censurados Film Festival [1] realizó una retrospectiva a la presencia de Saturnino Huillca en la cinematografía peruana. Huillca fue un líder campesino de una gran inteligencia e intuición política, su liderazgo moral y espiritual fue clave en la lucha, junto a las comunidades quechuas, por la recuperación de la tierra durante el siglo XX, las cuales concluyeron exitosamente con la Reforma Agraria iniciada en 1969.
Isabel Seguí, curadora de la muestra, bautiza a los tres films proyectados “Saturnino Huillca Superstar”. La importancia de dichas producciones trascienden la esfera local y se enmarcan dentro del Nuevo Cine Latinoamericano, cine que surge en la década de los 60’s pero que dentro de nuestra cinematografía le costo años manifestarse.
El hito fundacional del llamado Nuevo Cine Latinoamericano se da en 1967, en el I Festival y Encuentro de Realizadores Latinoamericanos, en la ciudad de Viña del Mar. En dicho encuentro se reúne una nueva generación de cineastas de la región que por primera vez podrán debatir, más allá del ámbito local, sobre las funciones y estrategias del cine en América Latina[2].
Este cine social, político, de denuncia, se gestó en la década de los sesenta en casi todos los países de América latina, siendo el Perú una excepción. Mientras en 1968 se consolidaba este nuevo cine latinoamericano dentro del Festival de Mérida y se premiaba de forma significativa a Jorge Sanjinés, Santiago Álvarez y Fernando Solanas, el Perú era representado por Martin Chambi y la Escuela del Cusco, en donde sus trabajos fueron muy comentados por su propuesta indigenista, alejada de la coyuntura social que se vivía en todo el continente:
“El cine de Chambi ha ido evolucionando progresivamente, depurándose de ciertos tintes folkloristas, sin que podamos decir que este proceso ha culminado todavía. Por eso es que de cara al futuro, pensamos que la experiencia de Mérida será de gran valor, no solo en los próximos films de Chambi, sino en buena parte del cine por hacerse en el Perú”[3].
Tuvieron que pasar muchos años para que el cine peruano comenzará a denunciar los conflictos sociales que se vivían en los andes los años previos a la reforma agraria. Esto fue posible, en gran medida, debido a la concordancia ideológica con el gobierno del Gral. Velasco Alvarado, en donde la promulgación de la nueva ley de cine 19327 y la formación de la institución SINAMOS (Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social) fueron claves para su gestación.