El documental no es solamente informativo, didactico, instructivo y para muchos aburrido[0]. Esa visión enclaustrada de documental viene desapareciendo paulatinamente en los ultimos 30 años y conforme se vayan conociendo propuestas diferentes y arriesgadas, esta nueva vision ira llegando a más espectadores.
He disfrutado profundamente la honesta aproximación que Gabriela Yepes a hecho a Jorge Eduardo Eielson en su documental, la realizadora va más allá de contarnos quién es Eielson, cuando nació, donde estudio, como fueron sus primeros años de estudios. Él que desea saber toda esa información puede googlearla o sacar su Larousse ilustrado y leerlo. Gabriela, como autora, se pone frente a cámara y nos cuenta un punto de vista único y particular, el de ella y la relación que llego a tener con Eielson en esos pocos meses de comuniación a distancia que entablaron, esto no lo podemos encontrar ni en google, ni el Larousse, ni en ningun otro sitio, es por ello tan valioso dicho testimonio.
Este tipo de documental, Bill Nichols lo define como modo participativo, en donde la presencia del director se hace más presente y es él quien a través de su visión de la realidad nos va guiando por su experiencia y visión de la vida. La subjetividad es muy clara, como dice el teórico Antonio Weinrichter[1] se pasa del documental clásico en donde se dice “El mundo es así” por el subjetivo en donde se dice “Yo digo que el mundo es así”. El documentalista actúa, ya sea interviniendo con su propio cuerpo o con una voz en off, pero este esta claramente presente en el film, en donde a diferencia del participativo en donde el dialogo es con el actor social o personaje en este caso el dialogo, a quien esta dirigido el film es con el espectador.
Esta presencia del yo, Pablo Piedras[2], la divide a su vez en tres formas diferentes: a) la propiamente autobiografía, “una cercanía extrema entre el objeto y el sujeto de la enunciación”, b) Los relatos de experiencia y alteralidad, donde el feedback entre la vivencia del realizador y el objeto de enunciación permite observa que “la experiencia y percepción del sujeto enunciador profundamente conmovida y el objeto del relato resignificado al ser atravesado por un mirada fuertemente subjetivizada” y c) ”los relatos epidérmicos”, en donde la primera persona esta débilmente vinculada a la historia. Pablo Piedras resume las tres de la siguiente manera: “un sujeto que habla sobre si mismo, un sujeto que habla con el otro y un sujeto que habla sobre el otro”
Como vimos antes «Conversartions II«de Marianela Vega pertenece a la forma a, la apuesta autobiográfico, mientra «Vivir es una obra maestra» sería la b, donde Yepes filtra toda información y conocimiento sobre Eielson y lo comparte con nosotros. Es ella la que nos cuenta la historia, de manera clara y completamente personal. Ricardo Bedoya dice en relación al documental: «En sus veinticinco minutos de duración, Gaby Yepes apunta un diario sobre su relación con el artista lejano. Es una relación marcada por la timidez, la distancia y el respeto. Epistolar primero y telefónico después, el vínculo tiene algo de remoto, quebradizo, marcado por una imposibilidad. Asistimos al desencuentro del entusiasmo de una mujer joven y admiradora de una obra bella, y al testimonio de la discreción de un hombre mayor y secreto que, sin dejar de ser amable, protege su privacidad y lo que él considera el origen misterioso de su motivación creativa»[3].